Los resultados de este estudio PANIC (Physical Activity and Nutrition in Children Study), realizado por la Universidad de Finlandia Oriental y presentados en el «Scandinavian Journal of Medicine
and Sports» indican que unos niveles bajos de actividad física, un peor estado físico y unas elevadas concentraciones de grasa corporal pueden provocar la rigidez de las paredes arteriales y la
reducción de la dilatación arterial en niños de tan corta edad como de 6 a 8 años.
Un análisis de los efectos combinados de la actividad física, la debilidad corporal y las concentraciones elevadas de grasa corporal demostró que únicamente el estado físico se asociaba de forma independiente con la rigidez arterial. Los niños cuyo estado físico era mejor que el de sus iguales presentaban mejor dilatación arterial durante la práctica de ejercicio físico.
Además, el estudio demostró que los niños con debilidad física y un porcentaje elevado de grasa corporal también presentaban las arterias «más rígidas». Se hallaron efectos similares en relación con los bajos niveles de actividad física y las concentraciones elevadas de grasa corporal. Los niños con máximos niveles de actividad física presentaban las arterias más «flexibles» y la mejor capacidad de dilatación arterial.
Los investigadores afirman que estos resultados indican que una intervención en estilo de vida en las etapas iniciales de la infancia puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares más
tarde en la vida. Además, resaltaron que, junto con un buen estado físico, el ejercicio físico intenso puede resultar beneficioso para la salud arterial en la infancia.
Fuente: univadis.mx
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